La Memoria del Metro en dos carteles

En una visita a la llamada «Estación Fantasma» de Chamberí del Metro de Madrid descubro, entre las húmedas tinieblas del pasado, dos viejos carteles que para mi generación tienen un significado ambivalente.
La prohibición que exhibe primero me trae a la memoria la ironía con la que en Madrid se presentaba el Grupo El Paso en 1957. El cartel que se exhibía en la puerta del antiguo Museo Municipal de la calle Fuencarral anunciaba: «Prohibido El Paso» anunciando de este modo una nada improbable censura de las propuestas de este histórico grupo.
Constituido en aquel oscuro año por los pintores Saura, Millares, Rivera, Canogar, Martín Chirino, Viola y Feito era la expresión de la tradición vanguardista que rompía con el arte oficial que languidecía bajo la sombra del franquismo.

En los textos elaborados por este grupo se declaraba: «El Paso es una actividad que pretende crear un nuevo estado de espíritu dentro del mundo artístico español. El Paso nace como consecuencia de la asociación de varios pintores y escritores que por distintos caminos han comprendido la necesidad moral de realizar una acción dentro de su país. El Paso luchará por superar la aguda crisis por la que atraviesa España en el campo de las artes visuales. Conscientes de la inutilidad de la discusión sobre los términos abstracción-figuración, arte constructivo-expresionista o arte colectivo-individualista, nuestro propósito es el de presentar una obra auténtica y libre, abierta hacia la experimentación y la investigación sin fronteras y no sujeta a cánones exclusivistas o limitativos.
Propugnamos un arte recio y profundo, grave y significativo. Luchamos por un arte hacia la salvación de la individualidad dentro del signo de nuestra época».

Lejos de prohibir pues, El Paso abría un camino de libertad en la oscura mediocridad general del arte en aquellos años.



El segundo de los carteles, que anuncia de manera escueta el nombre sin más aclaraciones, de una conocida firma de productos de belleza, me hizo pensar en este subterráneo en la terribles siglas de las que fueron agrupaciones parapoliciales que practicaron el terrorismo de Estado: Los Grupos Antiterroristas de Liberación. Me vuelve a la memoria la guerra sucia en los años 80 contra ETA.



En las catacumbas de esta estación fantasma dos añejos carteles han distorsionado mis recuerdos llevándome a través del túnel del tiempo hasta otros años en los que tan frecuentes eran las prohibiciones y tan perfumados los cosméticos.