La historia del mural de la calle Embajadores

En 1982 el Ayuntamiento, siendo alcalde Enrique Tierno Galván y Gerente de urbanismo Carlos de La Guardia, organizó una acción sobre las medianerías de la zona Centro que coordinada por Alberto Corazón realizaron diversos autores.

El propio Alberto Corazón llevó a cabo en la Plaza de Puerta Cerrada el diseño de las medianerías, en una de las cuales recuperó la propuesta de López de Hoyos para un nuevo emblema y escudo de Madrid: “Fui sobre agua edificada, mis muros de fuego son”. El pintor A. Alcaín realizó la suya en la medianería, junto al actual teatro Pavón con temas populares, escolares y alusiones goyescas.

A mí me cayó en suerte la medianería de Embajadores 3 y decidí pintar El Rastro dentro del Rastro, sacando a pasear por las inmediaciones de Cascorro a algunos de sus asiduos visitantes. Están por allí las imágenes de varios amigos y amigas, habituales de La Mandrágora, mi padre, mi santa esposa, mis hijos, algunos que siguen vivos y otros que ya no están y sujetando el variopinto grupo el retrato de mi socio, amigo y colaborador inestimable de La Mandrágora, Manolo Paniagua.

Las características del detalle de lo expresado, la localización del muro, expuesto a las inclemencias del clima y muy batido por ellas, y posiblemente la calidad de la pintura empleada, han favorecido su deterioro, la pérdida de colores y de trazos que lo hacen irreconocible desde hace ya varios años.

A finales de siglo, inicié sin éxito el proceso de recorrer despachos municipales solicitando atención para subsanar el estado del Mural de Cascorro. La llamada crisis económica y las prioridades de los diversos Consistorios han retrasado por diversas y variadas razones su recuperación.

Ahora parece, que el interés del Grupo de Facebook Madrid en Blanco y Negro, y el decisivo empeño de la Asociación Nuevo Rastro, y de su presidente Manuel González, han dado su fruto y el Ayuntamiento está decidido a su restauración en los próximos meses.